La piel, esa cobertura de nuestro cuerpo, resulta que es un órgano vivo… ¡el más extenso del organismo humano!
Durante mucho tiempo se nos había explicado que la piel era una “simple funda” que servía para envolver nuestros músculos, órganos, huesos….. Pero no es así, la piel es un órgano que nos protege, nos cuida y favorece nuestra relación con el entorno. El sol, las bacterias, los agentes químicos y mil cosas que nos rodean, son agresiones que podrían dañarnos si no fuera por la protección de la piel. Nos ayuda en nuestras relaciones personales, el tacto, el aspecto, el olor de nuestra piel, hace que seamos atractivos a ciertas personas, de ahí su importancia en la vida. Pero, ¿sabemos cuidarla?
1. Limpieza de la piel, peelings médico estéticos: los peelings médico-estéticos con sus diferentes tipos y concentraciones, nos permiten realizar una limpieza cutánea en profundidad y eso no podremos realizarlo nunca en nuestro hogar, son las manos especializadas las que después de un correcto diagnóstico van a trabajar nuestra piel para limpiar, alisar, mejorar su aspecto y ayudarla en su proceso regenerativo.
2. Hidratación: nuestra piel necesita que le aportemos el agua que pierde día a día, para poder hidratar nuestra piel correctamente hemos de consultar a un profesional de la cosmética. El uso del cosmético inadecuado, la falta de constancia en su aplicación es algo que nos encontramos de forma habitual en nuestra consulta diaria, hemos de ser conscientes de la necesidad de cuidar la piel para que el paso de los años y los malos hábitos no produzcan daños difíciles de reparar. ¡Necesitamos líquidos¡ Nuestro cuerpo necesita que sus órganos estén perfectamente hidratados, y no olvidemos que la piel es el de mayor tamaño. Agua, infusiones, zumos naturales, frutas, hortalizas ricas en minerales, todos ellos nos van a ayudar a conservar la piel en forma.
Hemos de tener en cuenta que tanto los geles de baño, como las características del agua de la zona donde vivimos y los detergentes que usamos para lavar la ropa alteran el pH del manto ácido de la piel, y hemos de compensar esta agresión con una buena hidratación.
3. Protección frente al sol: el cambio climático, la mayor irradiación solar, el agujero de la capa de ozono…. Todos estos factores nos obligan a los médicos estéticos a recomendar a los pacientes el uso de protectores solares de índice alto. No olvidemos que después del envejecimiento genético, el fotoenvejecimiento, o sea el producido por el sol, es el causante de la gran mayoría de las arrugas, manchas y cánceres de piel que aparecen con el paso de los años.
4. Nutricosmética: en los últimos años los avances de la cosmética tópica se han visto complementados con el uso de los Nutricosméticos -o cosméticos orales-, son productos capaces de hidratar la piel, difuminar las arrugas, potenciar nuestro bronceado y un sinfín de efectos que nos ayudan a mantener nuestra piel sana y joven desde el interior. Están elaborados con sustancias naturales de origen animal o vegetal (vitaminas, ácidos grasos, antioxidantes, aminoácidos, minerales, oligoelementos…), obtenidas con métodos que les permiten conservar todas sus propiedades para que al tomarlos produzcan su acción en las capas profundas de la piel gracias a la nutrición de sus células.
5. Mesoterapia: la inyección mediante agujas finas de sustancias como vitaminas, minerales, oligoelementos, coenzimas, ácido hialurónico… es uno de los tratamientos médico estéticos más realizados en la actualidad, su sencillez, su ausencia de efectos secundarios y sus buenos resultados visibles en la piel desde la primera sesión han contribuido a su popularización.
Como podéis ver, cuidar nuestra piel va más allá del uso de la primera crema que nos cae en las manos, precisa de un estudio completo de sus características por parte de profesionales médico estéticos cualificados, conocedores de nuestras necesidades y sus soluciones. ¡Pongámonos en sus manos!
Dr. Enrique Lorente