Muchos de los alimentos que consumimos de manera habitual son actores principales en la obesidad o la diabetes. La ciencia nos explica como diversos problemas de salud se derivan de una inflamación celular debido a un desequilibrio hormonal. Esta inflamación que ocurre a nivel celular, produce dolor.
Te entendemos, somos conscientes de la angustia que regala el dolor cuando no nos creen o no somos capaces de hallar la causa. No siempre es todo evidente, no lo sabemos todo y no conocemos todos los recovecos del cuerpo humano; hay rincones impenetrables.
La inflamación celular, además de causar dolor, nos hará aumentar de peso, acelerará el desarrollo de enfermedades crónicas y nuestra energía diaria se verá mermada. Obviamente afectará a nuestras emociones. En kinesiología estudiamos el Triángulo de la Salud; son tres lados: la dimensión emocional, el plano físico y la alimentación; el eje es la energía. Si uno de estos lados se ve afectado seriamente, los otros dos más el eje se desequilibran y con ello nosotros al completo.
Por ello, no solo debemos prestar atención a nutrir bien nuestro organismo, también debemos estar pendientes de la conexión del triángulo de salud y de su eje. Si sentimos dolor, inflamación, aumento de peso, poca energía, vemos como nuestras emociones decaen, entramos en la desgana y nos descuidamos, significará que debemos observar nuestra alimentación y eliminar de nuestra dieta aquellos alimentos que a nosotros nos inflaman a nivel celular.
Hará falta disciplina, rigor, voluntad y sonrisas para eliminar los siguientes alimentos:
- Refinados: se encuentran principalmente en la repostería industrializada ya que usa azúcares, harinas, aceites, margarinas y sustancias químicas y artificiales en exceso.
- Grasas Industrializadas: son ácidos grasos desnaturalizados, muy tóxicos, poliinsaturados. Las patatas de bolsa serían un claro ejemplo. Estas grasas que se han alterado industrialmente, se adhieren a nuestras membranas, se incorporan a las estructuras celulares y modifican sus propiedades y su funcionamiento.
- Aceites: Los que debemos evitar son el de maíz, azafrán y girasol. Evitar también las margarinas, las galletas y las confiterías hechas con esos aceites.
- Carbohidratos: es necesario evitar todo exceso aunque sean naturales e integrales. Tomarlos con mucha moderación.
- Carbohidratos refinados: son los despojados de su fibra, los carbohidratos no saludables; así pues son calorías vacías de nutrientes. Se digieren rápidamente originando un aumento en el nivel de azúcar en sangre seguido por una caída. Un ejemplo claro sería la harina blanca, por lo que todos los alimentos elaborados con ella: pan, pasta, pizza, repostería… nos generan inflamación. Muchas personas generan intolerancia y en algunas ocasiones incluso alergias asociadas a su consumo. El azúcar de mesa y el jarabe de maíz, serían otro ejemplo. Los zumos empaquetados, la cerveza, el vino, el té dulce también son claros ejemplos.
- Refrescos: las bebidas carbonatadas son generadoras de dióxido de carbono. Este químico hace que nuestro organismo cree gases que conllevan, de manera obvia, la inflamación. El alcohol también va unido a la inflamación.
Si no te sientes del todo bien, sufres dolores musculares, inflamación y aumento de peso o si tu energía no está a nivel óptimo, puede ser que estés padeciendo una inflamación celular. Cambia tu nutrición y limpia tu organismo. Cuidarse es una cuestión de amor propio.